La fe es lo que marca la diferencia.
Es ese factor X intangible y decisivo que puede ayudarte a desatascarte, a salir de la autocomplacencia y a superar tus miedos.
Como se señala en el libro Redefinir lo posible, Ron Alford admite que «nunca se ha hecho nada grande en este mundo sin una fe extraordinaria».
Y lo mejor es que la fe verdadera es inquebrantable.
El tipo de fe que persigue Alford no es sólo creer sin pruebas.
También es actuar por convicción interna.
Es estar dispuesto a actuar aunque no sepas cuáles serán los resultados.
Tener este tipo de gasolina en el depósito produce resultados cuando está alineado con una visión clara, como emprender un nuevo negocio, o asumir un riesgo financiero, como contratar a un entrenador o vender una casa.
Esto se debe a que emprender un nuevo camino requiere que tengas algo más fuerte que el miedo al fracaso o a lo desconocido.
Es entonces cuando necesitas dar un salto de fe.
No necesitas ser religioso para tener fe.
Tu fe puede estar en el éxito de tu empresa, en el futuro de tus hijos o en tu propia vocación.
Consideremos algunas de las características de la fe y cómo cultivarla para redefinir lo posible.
Fe frente a creencia
¿En qué se diferencian las creencias de la fe?
Las creencias equivalen a declaraciones de valores con las que te identificas, como la creencia de que toda vida humana tiene una dignidad intrínseca, o que el ingrediente esencial para que un matrimonio tenga éxito es la honestidad.
De forma diferente, la fe es la confianza en algo que aún no ha sucedido.
Tomemos, por ejemplo, la creencia de que el ingrediente esencial para que un matrimonio tenga éxito es la honestidad.
Esa creencia te da entonces una hoja de ruta para un matrimonio de éxito: mantener la honestidad.
Pero tu honestidad con tu cónyuge está impulsada por la fe en que hacerlo contribuirá a garantizar el éxito de vuestro matrimonio.
Levantadores de la fe contra destructores de la fe
Piensa en las cinco personas con las que pasas la mayor parte del tiempo.
Si pasan la mayor parte del tiempo siendo negativas y hablando de por qué las cosas no funcionan, es probable que estén creando un mal ambiente para que crezca tu fe.
Sin embargo, si tienen sistemas de creencias fuertes y positivos, pueden crear un entorno eficaz para alimentar tu fe.
Una forma de tomar el control sobre el crecimiento de tu fe es crear tu propio «consejo de administración».
Encuentra de dos a cinco personas que compartan tus principios o espiritualidad, y consulta con ellas regularmente.
Esto te dará la oportunidad de desprenderte de tu orgullo y aceptar el consejo de personas que te conocen personalmente y comparten tus valores.
Puede que vean retos en áreas que no tienes claras y te animen a mantener el rumbo.
Esto, a su vez, alimentará tu fe.
Fortalece tu fe y redefine lo posible
Para saber más sobre cómo fortalecer tu fe, incluyendo cómo aferrarte a ella en tiempos difíciles, consulta Redefinir lo posible de Ron Alford.
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