Siento que he mejorado mi gestión del tiempo, he creado una conexión emocional con mis objetivos, he tenido una mejor perspectiva de la vida y he elegido la alegría.

Una cosa de los entrenadores de Southwestern es que transforman vidas.
No es algo como si estuvieras vendiendo un bolígrafo o una calculadora cursi a alguien.
Mi hija está floreciendo y ha adquirido confianza en sí misma.
Se enfrenta a cada situación con una confianza inmensa, y es la primera vez que la veo dar un paso al frente y liderar.

Es agradable hablar con alguien más cercano a tu edad, porque siento que el entrenador es capaz de relacionarse conmigo un poco más de lo que lo harían mis padres.
También creo que el programa es muy beneficioso, no sólo para formarte como mejor persona, sino también para preparar tu futuro.

Mi hijo empezó a tener conversaciones con mi marido y a decir: "cuando esté casado querrá esto, y cuando esté en su carrera querrá aquello".
Eran conversaciones que no se producían antes del Coaching de Estudiantes.
Es emocionante ver cómo mi hijo empieza realmente a ampliar su pensamiento, a ser capaz de impulsar sus iniciativas para la vida, y ver cómo aumenta el esfuerzo que empezó a poner en las clases.