¿Cómo se construye una autoconfianza duradera y estable?
Tal vez pienses que ya tienes este tipo de confianza, o que la tenías antes de experimentar un revés.
O tal vez nunca te hayas sentido verdaderamente seguro de ti mismo.
Independientemente de que te identifiques o no con alguno de estos ejemplos, es importante comprender que el tipo adecuado de confianza se reduce a aquello en lo que se basa.
En el libro Redefiniendo lo posibleRon Alford define la confianza como «la expresión auténtica de tener seguridad y creer en lo que haces y en cómo avanzas hacia tus objetivos».Para comprender plenamente lo que significa esta definición, veamos cómo se compara con otros tipos de confianza.
Tipos de confianza:
Falsa confianza:
Este tipo de confianza dice todas las cosas correctas pero se siente mal.
Es ese amigo o compañero de trabajo que siempre dice que lo está haciendo muy bien y que está por encima de todo, pero que en realidad siente que no puede alcanzar sus objetivos y que todo se está desmoronando.
Es el tipo de confianza que habla mucho, pero que está bloqueada internamente por barreras de creencias, afirmaciones negativas y excusas peligrosas.
Confianza condicional:
Este tipo de confianza depende de factores externos y, por tanto, se desmorona fácilmente.
Es como si un estudiante vinculara su inteligencia a tener una nota media perfecta y luego se derrumbara al recibir un notable: «¡Supongo que no soy tan listo como creía!».
Esto es terreno abonado para las barreras de las creencias.
La gente suele vincular su autoestima a la consecución de determinados resultados -incluso aquellos que no puede controlar-, lo cual es una receta para la decepción.
Confianza incondicional:
Este tipo de confianza es lo que Alford tiene en mente.
Se basa en tus creencias y hábitos, que son cosas que puedes desarrollar y controlar.
Es ser consciente de tu falibilidad.
Eres humano y cometerás errores.
Pero no acepta los fracasos como el status quo.
Es una confianza inquebrantable, impulsada por un propósito y centrada, que funciona sin condiciones.
Entonces, ¿cómo se desarrolla la confianza incondicional?
Deja ir lo que no puedes controlar
Deja ir las cosas que no puedes controlar.
Esto te libera para centrarte en algunas cosas importantes que sí puedes controlar:
Tu actitud:
La autoconversación positiva puede servir para moldear tu actitud, pero la compañía que mantienes es igualmente importante.
Rodearte de personas que te animen y te reafirmen contribuirá en gran medida a mejorar tu actitud.
Si pasas tiempo con gente negativa e innecesariamente crítica con tus sueños, tu perspectiva se resentirá.
Tus actividades:
Para supervisar cómo empleas tu tiempo, haz una lista de todas tus actividades diarias, personales y profesionales.
A continuación, marca con una cruz las actividades sobre las que tienes control.
Éstas son sobre las que puedes influir y te ayudarán a alcanzar tus objetivos desarrollando una confianza incondicional.
Tu horario:
El tiempo es el medio en el que conducimos nuestras vidas.
Al centrarte en tu horario, adquieres el control de tu tiempo.
Es tu responsabilidad enseñar a los demás a interactuar contigo y a respetar tu horario.
Respetar tu horario es una extensión de respetarte a ti, lo que también desarrolla una confianza incondicional.
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